El lago General Carrera es el de mayor tamaño de la Patagonia y es considerado uno de los más hermosos, pero lo que pocos conocen es su historia ligada a la presencia de pueblos originarios, la explotación minera, el turbulento poblamiento de colonos chilenos y el asentamiento de familias belgas.

Muchos viajeros llegan al lago General Carreras después de recorrer la Carretera Austral en vehículos, otros —como nuestro caso— optan por aterrizar en la loza del aeródromo de Balmaceda, un pueblo bautizado así por sus propios fundadores, un grupo de gauchos chilenos que habían peleado en su juventud en la Guerra Civil de 1891 por el presidente Balmaceda y tuvieron que huir hacia Argentina desde donde fueron echados por la desconfianza que generaban que ciudadanos chilenos se asentaran en territorio argentino en la frontera con Chile en una época en que aún se discutían los límites de ambas naciones.
Hoy Balmaceda es conocida por poseer el único aeropuerto internacional de la Región de Aysén, por lo que los turistas primero deben llegar a este terminal aéreo (alternativa es Sky)y desde aquí trasladarse a Coyhaique, trayecto de 56 kilómetros que hicimos en una hora a bordo de un vehículo arrendado a la empresa local Patagonia Rent ($65.000 por día), que nos esperaban con llave en mano y nos dieron algunos tips de como movernos por los caminos que rodean el lago General Carrera, no apto para débiles ni principiantes. La Patagonia es así, a veces hay que pasar por caminos difíciles, para llegar a destinos maravillosos.
Coyhaique, la ciudad de los peregrinos
Con rasgos típicos del sur de Chile, Coyhaique es una ciudad agradable a la vista, donde se puede disfrutar lo mejor de la cocina patagónica. Una buena opción es alojar a las afueras donde hay una buena oferta de lodges, cabañas y domos cercanos a parques y reservas naturales como el Parque El Cóndor.